Vivo en el estado de La Florida en los Estados Unidos, una región hermosa con un clima caluroso y con hermosas playas que todos los años deben enfrentar una temporada poco agradable debido a su ubicación geografía. Entre los meses de junio y noviembre vivimos en alerta en caso de que un huracán aparezca en nuestras costas, pues La Florida ha sido sacudida en el pasado por grandes catástrofes con este tipo de fenómenos naturales. En mi estado debemos estar preparados para “cuando un huracán venga”, y no “si acaso un huracán viene”; son dos premisas diferentes. Vivo en un lugar en donde sabemos que cualquier año puede ser el que nos toque enfrentar un huracán.
La situación que he visto es que, como latinos, muchas veces no queremos enfrentar esa realidad; vemos en las noticias que se acerca una tormenta y apagamos el televisor como si eso cambiara en algo la situación, y no son pocas las veces que muchas personas se han quedado sin provisiones durante las tormentas por este tipo de actitudes. En tanto, los estadounidenses se preparan con antelación, y compran agua, baterías, comida en lata etc.
En otras áreas de nuestras vidas sucede lo mismo, no nos preparamos para la posible pérdida de un ser querido. Espero no ser muy fuerte, pero el tema no es “si vamos a vivir esto”, sino “cuándo lo viviremos”. El reto financiero de las familias en duelo inicia cuando la persona que fallece, era quien administraba el dinero y tenía conocimiento total del área económica en el hogar.
Una de las mayores preocupaciones que enfrento al enseñar sobre finanzas es que, gran parte del tiempo, me dedico a enseñar cómo reaccionar ante las crisis financieras, antes que a prevenirlas. Usualmente cuando la gente busca consejo financiero es demasiado tarde. Debido a esto, quisiera darle algunos consejos que pueden ayudar en la economía familiar ante una triste eventualidad como la pérdida de un ser querido.
Lo primero es tratar de conocer claramente cuál es la condición exacta de las finanzas familiares, para esto le aconsejo:
1. Hacer un presupuesto. En él, se deben detallar las entradas y las salidas del mes. Este es el fundamento de cualquier plan financiero.
2. Averiguar si existen cuentas de ahorro, cuentas de cheques, cuentas de retiro y seguros de vida. A esta lista se deberían sumar en caso de existir propiedades, vehículos, bienes, acciones y, en general, cualquier tipo de activo. La idea es saber con qué se cuenta para enfrentar esta nueva temporada.
3. Se debe realizar el listado de los pasivos, es decir los compromisos financieros existentes, entre ellos pueden existir: hipotecas, tarjetas de crédito, préstamos estudiantiles, créditos de libre inversión, etc. Es importante verificar si alguno de estos compromisos cuenta con algún tipo de seguro de vida que pague la deuda.
4. Buscar consejo correcto. ¿Por qué no pongo esto como lo primero? porque a nadie le interesa tanto su dinero como a usted mismo, no trate de ceder esta responsabilidad a nadie, esto es algo que usted debe enfrentar. Cuando hablo de buscar consejo correcto usualmente lo resumo así: no busque consejo con alguien que le quiera vender algo, usted necesita una persona sin ningún interés de por medio. En mi experiencia he visto que en muchas iglesia se pueden encontrar consejeros financieros calificados.
5. Aprenda. Nunca es tarde, es factible que ese sea el momento para empezar a leer o ver videos que le capaciten en la administración de las finanzas, no es tan complejo como muchos piensan.
Cierro aconsejándole que no espere a que le suceda esto para tener conversaciones al respecto. Si puede, por favor, siéntese con su cónyuge y pongan todo en claro; hagan un listado para que todos sepan cuál es la condición exacta de las finanzas familiares. Como le mencioné, es mejor prevenir y no tener que reaccionar ante dificultades económicas, y, mucho menos, en un momento de crisis y de duelo.
Comments